martes, 19 de octubre de 2010

Leyenda Urbana 1

Estas fotos prueban la primera de las leyendas urbanas: el enano de la máquina de café. 

El trabajo de "enano en la máquina de café" nace con el primer enano que se colocó en una máquina de café a modo de castigo, de nombre Romualdo Verizo. Este ser despreciable fue condenado a reclusión perpetua en la mencionada máquina, purgando pena por un aberrante crímen cometido en épocas pasadas. 
Fugado de las montañas de Moria (la del "Señor de los Anillos", no las de Casán), se le dió la captura en Montevideo. Luego de un juicio sumario, y tras habérsele probado la utilización reiterada del dicho "soy petiso y me la piso", se le confinó en una máquina de café, de donde no puede salir ni para mear. 

Con el tiempo y la natural afluencia de enanos a este prometedor pero restringido nicho laboral, se perdió la referencia de cuál es la máquina primigenia donde se halla prisionero el perverso enano original.

Van las fotos, donde podemos ver al Carcelero alimentando al enano. O al empleador. Nunca lo sabremos, ya que al preguntarle a cualquiera de los dos, ambos responden respectivamente "trabajador" y "empleador".

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