jueves, 26 de junio de 2008

¿Cómo besar?

Mucho se ha hablado sobre cómo besar "correctamente". Tema de conversación de adolescentes y pre-adolescentes (cada vez más de éstos últimos, dado el rápido descenso de la "edad de imputabilidad"), este fantasma le ha quitado el sueño a mas de uno.

Desde que empieza a despertarse el indio (o la india, dado el caso) en el ser humano; desde que empieza a procesarse ese hermoso y accidentado pasaje de la niñez a la adultez llamado adolescencia, el beso es una preocupación constante en la recién iniciada muchachada en las lides de los afectos adúlteros... perdón, adultos.

Innumerables problemas han marcado, inmadurez mediante, la primera experiencia con el sexo opuesto (y no tan opuesto también) de carácter eminentemente sexual en el sentido adulto del término. Roturas de labios, cabezazos, chirrido de dientes, ojos abiertos, mordidas de lenguas, e incluso arcadas, con perdón por la asquerosidad. Conozco gente que ha hecho reverendas, monumentales cagadas durante su primer beso, y otros incluso han recurrido a amigos de su propio sexo para empezar a aprender (acá podría mechar un comentario excesivamente machista acerca de la preferencia de determinadas personas que desearían que esto ocurra entre personas de un solo y determinado sexo, pero no lo haré. No es tan difícil de decodificar, ¿no?)

Hay quien ha ligado (y me refiero a varones) ser besado por alguien mas experimentado que uno. Ése era el súmmun, pero no era para cualquiera, pues interesar a una fémina (generalmente un poco mas grande que uno, en un momento de la vida en que nosotros nos comemos los mocos a cucharadas y las muchachas nos llevan varios campos de madurez) era todo un logro en sí mismo. Besarla (o mejor: que nos besara) era el delirio total, la cereza el pastel, la crema en el café. Pocos mortales han tenido esa suerte, reservada a elegidos, aquellos destinados a sacarle punta al instrumento, o por lo menos a no pasar demasiado seguido por períodos de "vaca flaca" en la adolescencia y juventud. Todos sabemos que después la Madre Naturaleza se encarga de nivelar, en haras de la supervivencia de la especie, el tema de la selectividad a la hora de buscar pareja. A medida que pasa el tiempo la famosa frase que Inodoro Pereyra le dice al Mendieta se hace más y más patente: "...uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota".

Repito: lo adecuado, lo ideal, era ser apurado, amasijado, besado, chuponeado (¡cómo me gusta el verbo "chuponear"!) por una mujer (muchacha) un poquitillo mayor que uno; pero como esas nenas eran mas atraídas por muchachos mayores que ellas y nosotros, la tarea era poco menos que titánica. Era casi un imposible, se reservaba casi exclusivamente a los mas bonitos de nosotros, y en general había que apuntar nuestras baterías a algún "baile" barrial.

Estos acontecimientos, que recuerdo de mis tempranos años teens, se realizaban con luces de discoteca caseras, secuencímetro y dos reproductores de cassette para las mezclas en el mejor de los casos, y en el peor con un radiograbador a cassette y luz apagada en la pista de baile, aunque dejando entrar la luz del patio o similar. Se organizaban en las casas de alguien conocido, generalmente alguna chica con padres mas comprensivos que los demás, que no hacían tanta alharaca al ver los avances de uno y otro sexo, y que dejaban circular un poquitillo de alcohol (cerveza, pero no mucha, junto a bebidas cola y capaz que algúna otra bebida que no incluía el vino, no todavía). Estos raros ejemplares paternos cada dos por tres se daban una vuelta para "pispear" tres cosas: que nadie se mamara hasta los tobillos; que nadie rompiera nada; y que nadie terminara llevando los besos al siguiente nivel. Recuerdo odiar esa actitud policíaca, pero esa "persecución" salvó a muchos de nosotros de ser padres adolescentes. O de romper la araña del comedor en medio de un pedo de órdago.

De sólo recordar estos eventos se me pianta un lagrimón. ¡Nuestros primeros bailes...! Oíamos (y bailábamos) a Los Fabulosos Cadillacs, Dire Straits, Los Redondos, cumbia a patadas (aunque algunos protestáramos), de casualidad, y aportado por nosotros, algo de AC-DC, Bon Jovi, Guns N Roses, y llegábamos al extremo (¡angelitos!) de peludear con Joan Jett y su "I love rock and roll" o con Pink Floyd y su "Another brick in the wall". Todavía estabamos lejos de apreciar el estilo barroco y preciso de los Maiden: eramos demasiado desprolijos, y nuestra música era fiel reflejo nuestro.

Todos estos gratos recuerdos, a los que hacía tanto tiempo no accedía me han hecho alejarme del tema del post.
Les dejo un interesante tutorial, super útil para pre (y sin pre) adolescentes, aunque mucho pelotudo/a pasado de adolescente hace rato puede encontrarlo de interés y sumamente (in)formativo. Lo levanté de Dandex Studio.

Saludos

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